
Tarragona en Tres o Cuatro Días : La Escapada Perfecta

Tarragona, Tarraco para romanos, Kesse para los Cissetanos (tribu Ibera que habitaba la zona), ha sido desde tiempos remotos lugar importante como atestiguan, no sólo sus restos arqueológicos, sino la historia que va ligada a estos. Desde la era de la expansión comercial Fenicia y Griega por el Mediterráneo, esta tierra ha tenido suma importancia no sólo como mercado, sino que fue clave en la conquista romana de la Península, llegando a ser capital de la Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis. Por ella han pasado desde Cónsules a Césares y su entorno esconde maravillas para el turismo, lo que le valió la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en el año 2000.
Pero no sólo de restos romanos vive Tarragona, la ciudad encierra otras “sorpresas” en forma de casas Modernistas, fachadas, la Catedral y un largo etc de callejas por las que perderse y dejar pasar el tiempo, a ser posible con un buen vermut con su sifón.
La estancia puede ser de 3 noches con sus correspondientes días… pero aconsejamos añadir otro para visitar la localidad de Montblanc (la de la leyenda de San Jorge y el dragón, a apenas 40 kilómetros) y el Monasterio de Santa María de Poblet, ambas visitas muy pero que muy recomendables. (Ojo, si ya se puede alargar la estancia una semana en Tarragona también se puede disfrutar de sus playas y de sus rutas más tranquilamente).
El Plan fue de 4 días:
Día 1.- Tarraco Romana: Foros Imperiales, Anfiteatro, Pretorio Romano, Circo Romano…
Día 2.- Tarraco Romana exteriores: Acueducto, Villa Centcelles, Torre Escipiones, Cantera…
Día 3.- Catedral, casas señoriales y Tarragona Modernista.
Dia 4.- Montblanc y Santa María de Poblet.
DIA 1. Tarragona Romana
Después de acudir a la oficina de turismo y pertrecharnos con el correspondiente mapa de la ciudad y marcar las localizaciones más importantes, comenzamos visitando el Foro Romano. Tarraco tuvo dos foros, el del municipium (foro de la colonia) y el foro provincial. Nosotros nos encaminamos al de la colonia. En él se pueden observar las calles enlosadas, los templos, la basílica, las tiendas, el alcantarillado, depósitos de aceite y un largo etc de restos que muestran cuan monumental llegó a ser la capital de la Citerior.
No excesivamente lejos se encuentra la necrópolis Paleocristiana. Tras su visita nos dirigimos al Anfiteatro, posiblemente la niña bonita de la ciudad. A orillas del Mediterráneo, simplemente espectacular. Construido en el siglo II d.C. aquí fue martirizado San Fructuoso, motivo por el cual se levantó en el siglo VI una basílica visigoda para conmemorar al santo y sobre ella, con posterioridad, la Iglesia medieval de Santa María. Lo mejor es sentarte en el graderío y dejar que fluyan los pensamientos escuchando el mar. No los dejamos que fluyeran mucho tiempo pues quedaba aún mucho por ver y además tuvimos la suerte de contar con unas vistas al anfiteatro también espectaculares desde la terraza del hotel (el Husa Imperial Tarraco).
Lo siguiente: los restos del Circo. Como ya hemos comentado antes, Tarraco era (y es) monumental. En él los tarraconenses podían contemplar carreras de bigas o de cuadrigas (según fueran 2 o 4 los caballos que tiraran del carro, nunca mejor dicho). Tras acceder a él por su grandiosa fachada, accedimos a las bóvedas que sustentaban el graderío y entramos en un largo corredor iluminado. Tras salir, nos topamos con los primeros restos del enorme foro provincial. Poco de él ha pervivido hasta nuestros días, no en vano sobre él se levantó la Tarragona medieval y la moderna y la actual. Eso sí, en pie aún el edificio del “Pretorio”, convertido ya en la Edad Media en castillo del rey. En su interior alberga el museo arqueológico, principalmente romano donde se debe pasar un buen pero buen rato observando todos los restos allí expuestos: anclas de barcos, ánforas, estatuas y por encima de todo, los mosaicos…
A la salida, nada mejor que un buen vermut del lugar, con sifón y aceitunas, para refrescarse y coger fuerzas para la siguiente “etapa romana”. (Por cierto, hasta el 25 de mayo un montón de establecimientos ofrecen tapas, menús y platos elaborados con menús romanos).
Mientras seguíamos hacia el acceso a las murallas romanas los restos del foro y demás seguían apareciendo a nuestro paso y no solo como tales restos sino incluso como sustento de fachadas y elementos constructivos modernos.
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