Pyramiden, Ciudad Fantasma

mapa de piramiden
Panel informativo a la entrada de Pyramiden

Pyramiden

Si hay un lugar que provoca un escalofrío es Pyramiden, la ciudad abandonada por la Unión Soviética en medio del Ártico. Dicen que en los años 50 no había un lugar como éste para vivir en toda la Unión Soviética y lo cierto es que no le falta de nada. Hotel, escuela, centro de salud, biblioteca, pabellón deportivo con piscina cubierta y cancha de basket, cine… todas las comodidades que un día, de la noche a la mañana, fueron abandonadas.

Hoy pueden visitarse accediendo al lugar en moto de nieve en invierno o en barco en verano. Puedo asegurar que las sensaciones son algo siniestras cuando se recorren sus instalaciones y se toca alguna de las cosas olvidadas. Es como colarse en un documental de Chernobil.

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Svalbard, entre marzo y mayo

Longyarbyen, Svalbard al final de la primavera

¿ Cuando es mejor viajar a Svalbard, el archipiélago del Ártico a mil kilómetros del polo Norte? Tras haber vivido allí recomiendo entre finales de marzo y comienzos de mayo. Eso supone no poder hacer ningún crucero al norte de la isla, pues hasta junio el mar está congelado, pero puedes hacer excursiones en moto de nieve, en trineos y disfrutar del paisaje helado.

Tras el deshielo -que cada año llega antes- se puede navegar para ver ballenas, morsas y -de lejos y con suerte- alguno de los escasos osos polares que quedan (ojo, no pingüinos, que viven en el Polo Sur, no en el Polo Norte). Pero cuando el desierto helado aún permanece intacto, puedes recorrer sobre trineos tirados por perros y en ‘snowmobiles’ kilómetros de blancas colinas cruzándote con manadas de renos y quizá con algún oso.

En febrero, además, los días empiezan a alargarse hasta que en mayo, a las 12 de la noche hace exactamente el mismo sol que a las 12 del mediodía (aunque la sombra pende del lado opuesto). En julio la sombra no varía. El día es interminable y se hace imposible distinguir entre las tres de la madrugada o de la tarde, hasta el punto en que los pájaros no cesan de trinar durante todo el verano sea la hora que sea, lo que resulta bastante irritable si vives allí. En invierno, sin embargo, el ruido cesa. Llega el silencio en cuanto paras el motor de la «scooter» y entonces, si comes una galleta, crees estar haciendo rugir la tierra. Continúa leyendo «Svalbard, entre marzo y mayo»