Al Mørketid por una aurora boreal (Svalbard en invierno)

Hubo un tiempo en que la noche era sinónimo de amanecer, de risas, de amigos. Hoy la noche es invierno pese a estar en un lugar donde siempre lleva alguien sandalias.  Es invierno porque al caer el sol, la gente se va a casa, se esconde… No deja de tener su gracia teniendo en cuenta que vine huyendo del invierno, del «mørketid», de la «estación oscura». Disfrutando de un anochecer en la playa vuelven sin embargo los mejores recuerdos de aquella negrura literal y, aunque no me mudaría, mañana mismo volaría hacia Longyearbyen para ver, una vez más, una aurora … Continúa leyendo Al Mørketid por una aurora boreal (Svalbard en invierno)

Svalbard en Verano… Navegar tras el deshielo

deshielo

Svalbard en verano es como un desierto rudo y volcánico en el que de pronto ves aparecer colores, de pronto ves desaparecer todo. Al pelarse las montañas de nieve se muestra su piel: rocas deshechas como restos inservibles de mil canteras. Pese al marrón que todo lo tiñe, los glaciares siguen blancos y al norte de la isla pueden verse moles de hielo, pequeños icebergs, navegando sin rumbo sobre el frío mar del Artico, al fin navegable después de meses. Continúa leyendo «Svalbard en Verano… Navegar tras el deshielo»

Españoles al Polo Norte en motocicletas «Bultaco»

Mirando hacia el Polo

Hay un libro titulado “A journey to Svalbard, Polar Territory”, de Christian Kempf, en el que además de fotos de lo más diversas de todo el archipiélago de hielo y roca, encontré la punta del iceberg de una historia tan fascinante y ridícula como inolvidable. La loca y desastrosa aventura de unos amigos madrileños y catalanes que quisieron ser los primeros españoles en llegar al Polo Norte y además hacerlo en motocicleta. Su aventura acabó a los 15 minutos de alejarse del pueblo, Longyearbyen. De su expedición quedó oxidado y empequeñecido un trineo que estuvo expuesto durante años en el exterior del viejo museo de Longyarbyen (desplazado en el 2005 a un nuevo edificio). Continúa leyendo «Españoles al Polo Norte en motocicletas «Bultaco»»

Svalbard, entre marzo y mayo

Longyarbyen, Svalbard al final de la primavera

¿ Cuando es mejor viajar a Svalbard, el archipiélago del Ártico a mil kilómetros del polo Norte? Tras haber vivido allí recomiendo entre finales de marzo y comienzos de mayo. Eso supone no poder hacer ningún crucero al norte de la isla, pues hasta junio el mar está congelado, pero puedes hacer excursiones en moto de nieve, en trineos y disfrutar del paisaje helado.

Tras el deshielo -que cada año llega antes- se puede navegar para ver ballenas, morsas y -de lejos y con suerte- alguno de los escasos osos polares que quedan (ojo, no pingüinos, que viven en el Polo Sur, no en el Polo Norte). Pero cuando el desierto helado aún permanece intacto, puedes recorrer sobre trineos tirados por perros y en ‘snowmobiles’ kilómetros de blancas colinas cruzándote con manadas de renos y quizá con algún oso.

En febrero, además, los días empiezan a alargarse hasta que en mayo, a las 12 de la noche hace exactamente el mismo sol que a las 12 del mediodía (aunque la sombra pende del lado opuesto). En julio la sombra no varía. El día es interminable y se hace imposible distinguir entre las tres de la madrugada o de la tarde, hasta el punto en que los pájaros no cesan de trinar durante todo el verano sea la hora que sea, lo que resulta bastante irritable si vives allí. En invierno, sin embargo, el ruido cesa. Llega el silencio en cuanto paras el motor de la «scooter» y entonces, si comes una galleta, crees estar haciendo rugir la tierra. Continúa leyendo «Svalbard, entre marzo y mayo»