El lugar más mágico en el que he recibido un año nuevo es Edimburgo. Todas sus leyendas, su historia, su alma y sus tradiciones reciben estos días a miles de personas en una fiesta que dura varios días, la denominada Hogmanay, de la que uno sale con el corazón escocés.
Es difícil describir el sentimiento y la adrenalina que recibes en uno de los primeros actos que despiden el año. Hablo de la Procesión de las Antorchas que tiene lugar el 30 de diciembre (y que arranca a las 19 horas desde lo alto de la Royal Mile, en George IV Bridge).
Cientos de personas, con sus trajes típicos se concentran para avanzar por la “milla real” portando grandes antorchas que prenden tu imaginación y tu expectación. Durante hora y media desfilan hasta Princess Street para terminar en Calton Hill, donde se lanzan fuegos artificiales. Solamente ver y seguir la procesión (tras ellos, no puedes mezclarte entre quienes portan antorchas), merece la pena; pero si además quieres desfilar como un escocés más puedes alquilar la antorcha comprándola a las dos de la tarde del mismo día en West Parliament Square.
Finalizada la procesión lo mejor es tomar un par de pintas e irse pronto a la cama para estar frescos para el día siguiente. No hay un lugar donde haya más fiestas multitudinarias el día 31 de diciembre que Edimburgo.
La más popular es la “Street Party”, un fiestón que se organiza en Princess Street y calles adyacentes en la que hay que comprar antes el tiquet (como en todas). La entrada general son 25 libras, y con ella puedes acceder a la zona, bares y atracciones que abren desde las siete de la tarde (importantísimo recogerla pronto porque no se puede entrar después de las 23 horas).
Aunque es muy importante ir muy abrigado (al menos un buen plumas) porque casi todas las atracciones son al aire libre y hace un frío que no se aguanta ni bailando hasta la una de la mañana, cuando dan las doce y cruzas el umbral del nuevo año entras en calor. Desde el castillo el cielo se ilumina y en un momento te ves rodeado de abrazos, compadreos, besos con lengua como no estés atento y el canto al unísono de Auld Lang Syne.
Street Party. Chris Watt
La fiesta tiene hasta cuatro áreas con diferente música (escocesa tradicional, alternativa, pop…), y hay algunos eventos con entrada especial: una para el concierto que se hace en el parque de Princes St. (ya agotadas para esta nochevieja, que toca Biffy Clyro); el concierto a la luz de las velas en la catedral de St.Giles (también se agotan las entradas muchos días antes, incluido este) y la denominada “Keilidh, en la que ya casi te “haces escocés”. Y es que la “Keilidh básicamente es una pista donde se bailan danzas gaélicas tradicionales y a donde te invitan a ir vestido de escocés (aún quedan entradas).
No la esperas. No encuentras en ella la revolución soviética. No encuentras a simple vista rastros de Leningrado. San Petersburgo es tan imperial que ni en los sueños de quien la ideó, el zar Pedro El Grande, hubiera sido tan espectacular. Tan monárquico. San Petersburgo es una ciudad de grandes avenidas y de edificios neoclásicos enormes, de idéntica altura y estructura y de diversos colores. Sólo de manera esporádica se cuela algún edificio gris con hoz y martillo… apenas sombras.
La mejor manera de visitar San Petersburgo es hacerlo un fin de semana. En este post contamos qué visitar un día en San Petersburgo, y consejos para el segundo.
Contratar una guía facilita mucho las cosas, sobre todo para dedicar la mañana a recorrer la ciudad con alguien que cuente sus curiosidades. Contactamos con una guía, con un grupo, llamada Daria (guardamos el contacto). Nos mostró su San Petersburgo natal bajo la batuta de su girasol mientras hablaba con el acento de los rusos de las películas. San Pietiersburgo tiene 5 millionies de habitiantesss… es la ciudad más griande de Rusia diespués de Mioscú… 😉
“La gran San Petersburgo se hizo sobre el papel, bajo los trazos de un solo arquitecto”, segúncontó Daria. “A él Pedro I El Grande encargó su diseño cuando decidió formar una gran ciudad tras ganar a Suecia la Guerra del Norte”. Daria se refería al arquitecto Dominico Tresini, quien trazó las imponentes avenidas en las que más adelante el renacentista Leblond izaría muchos de sus edificios.
El zar creó una ciudad en medio de un clima hostil, en medio de un territorio pantanoso, de un cielo triste (sólo tienen 60 días de sol al año) al que quiso combatir con la imposición de colores vivos en las fachadas “para que sus habitantes no se deprimieran”.
La visita a San Petersburgo la iniciamos en el muelle de las Esfínges egipcias que guardan la ciudad junto al río Neva (originarias del templo de Tebas del faraón Amenhotep III). El agua es protagonista en esta ciudad, llena de canales sobre los que hay hasta 22 puentes, 14 levadizos , que se levantan a la una y media de la madrugada permaneciendo así hasta las 5 (menos en invierno, que al estar los ríos congelados no hace falta izarlos porque los grandes navíos no pueden navegar).
Escuela Naval
Próximo al muelle está el palacio de Pedro III, reconvertido en la facultad estatal de Filología. Tras un corto trayecto en autobús se ve el viejo astillero amarillo, hoy escuela Naval, y la gran catedral ortodoxa de estilo católico, que fue sede del Museo de Ateísmo durante la Revolución, Nuestra Señora de Kazan.
Está llena de iconos, cuadros con imágenes de Vírgenes y santos y a su alrededor un montón de beatas con la cabeza cubierta se reverencian al llegar a ellas varias veces antes de acercar sus rostros tan cerca que parece que les rezan al oído.
Hay también muchas mujeres de negro riguroso, menos los pañuelos de sus cabezas, que arrodilladas sacan lustro enérgicamente al bronce de las peanas que soportan imágenes o velas finísimas como cerillas.
Al fondo a la derecha llegamos a una cruz y junto a ella nos topamos con tres inesperadas urnas. En una,estaba lo que supuestamente es trozo de la corona de espinas de Jesús. En otra, un trozo de la madera de la cruz (dicen que si se unieran todas las partes diseminadas por el mundo podría construirse una catedral); y por último, lo más asombroso, en una vitrina la sábana Santa de Turín (o al menos su réplica).
Inmersos en el mundo religioso continuamos hacia la Catedral de San Nicolás. Por el camino Daría nos explicó la principal diferencia que hay, según ella, entre las religiones católica y ortodoxa. “Nuestra Navidad es el 7 de enero y nuestra Pascua dura dos semanas y no veneramos la Cruz sino las imágenes”. Así dicho no suena muy diferente.
Las cúpulas de cebolla de la catedral de san Nicolás son azul celeste. La iglesia está junto a un parque y su campanario está separado del edificio principal a unos 20 pasos. El interior pequeño, aunque también es denominada catedral, al igual que todas las demás que cuentan con un púlpito.
Un joven ruso, también vestido de negro, vigila en el interior que no se hagan fotos y no se corta en echar a quien incumple la norma. Ojo, en verano no se permite entrar a mujeres con tirantes u hombres en pantalones cortos.
La Sinagoga de San Petersburgo
Tras pasar de largo por la única sinagoga de San Petersburgo (abierta al público) y hacer lo propio en el puente de los besos sobre el río Moika, para garantizar el amor eterno, fuimos a la catedral de San Isaac, la más grande de la ciudad. Desde los años 30 es un museo y puedes visitar incluso su cúpula.
Junto a la plaza de San Isaac hay un muelle del que parten barcos para seguir recorriendo la ciudad por sus canales. En nuestra visita incluimos una hora en uno de los barcos y fue un acierto porque ves la ciudad desde otra perspectiva.
catedral de San Isaac
Aunque dicen que en San Petersburgo solo hay sol 60 días, empeorando la humedad que alcanza el 80%, disfrutamos de un paseo muy agradable con un solazo que nos permitió ir en la cubierta exterior. Desde ella vimos imponentes edificios, la mayoría rehabilitados.
La corte entera se trasladó a la ciudad y por ello abundan palacios y pisos enormes construidos para los futuros habitantes. Tenían hasta 10 habitaciones, muchos construidos durante el mandato de la hija de Pedro El Grande, Isabel, adicta a la opulencia y lo barroco según nuestra guía. Cuando en San Petersburgo despertó la revolución rusa, los nuevos gobernantes, bolcheviques, convirtieron los pisazos en miniapartamentos de una habitación cada uno. Al contarlo recordamos la película Spanski, buenísima.
Pasando por segunda vez por el puente de los besos, esta vez por debajo.
Desde el barco vimos la estatua más pequeña de San Petersburgo, la del jilgero de 11 centímetros,el Palacio de Invierno, y atravesamos casi a ras del cogote los puentes de hierro de colores. El motivo de sus colores era para facilitar a la gente que no sabía leer el poder guiarse por la ciudad. “Cerca del puente verde, del puente rojo…”.
Las excursiones en barco duran más o menos una hora. Cuando bajamos, fuimos a la plaza de San Nicolás, que la preside sobre un caballo que se sostiene solo sobre dos patas traseras y que no significa nada. Continúa leyendo «Qué visitar durante un día en San Petersburgo»
Sobre las 13.30 horas se desactivaba hoy en Benidorm la alerta ante la llegada de un pequeño tsunami.
Sobre las 12:45, los efectivos de emergencias de la playa comenzaban a desalojar la playa de Levante, después de que minutos antes el Centro de Coordinación de Emergencias (CCE) de la Generalitat Valenciana activara el Plan Territorial de Emergencia por riesgo de tsunami a consecuencia del terremoto registrado en Grecia de 6,1 grados de intensidad en la escala Richter.
Inicio del desalojo por alerta de tsunami en Benidorm
La autoridad portuaria informó a los clubes naúticos y Ayuntamientos para activar el protocolo de emergencia. En Benidorm, donde la playa de Levante estaba hasta la bandera, han empezado a desalojar a la gente diciendo que como mínimo se quedaran fuera de la arena, aunque a algunos turistas les indicaron que mejor se fueran a sus hoteles. Continúa leyendo «Cancelada la alerta en Benidorm por el Tsunami»
Christian Andersen vivió en Estocolmo, pero bien pudiera haberlo hecho en Tallin. Esta ciudad de Estonia es un cuento hecho realidad. El único «pero» que tiene es la invasión de cruceristas a la que está sometida casi a diario, que convierte esta villa medieval en un gran hormiguero de cámaras de fotos, un laberinto empedrado por donde corretean turistas ávidos de fotografiarlo todo.
El crucero que lleva a Tallin vende excursiones y transporte hasta el centro, pero contratarlo es tirar el dinero, ya que el puerto está a a penas un kilómetro de la ciudad. Antes de salir del puerto, además, hay una tienda de souvenirs donde regalan planos y un cartel bien grande te indica los sitios más importantes que deberías ver.
Siguiendo el flujo de un grupo asiático, y tras pasar por una misteriosa estructura en cuya escalinata Rocky Balboa hubiera sido feliz, en cinco minutos llegamos andando al primer monumento, la torre redonda de Margaret. La corriente seguía después hacia la derecha, pero nosotros preferimos seguir la ruta extramuros por la izquierda, callejeando por lugares que nos parecerían más tarde desiertos ante el poco transito que tenían comparado con el centro.
Tras tomar un café en una cafetería muy chula, llegamos a la puerta Viru con sus dos torres cónicas escoltadas por una pareja de músicos rubios. Esta entrada al casco antiguo de Tallin huele a primavera. Un sinfín de puestos de flores dan la bienvenida en este lado de la ciudad. Tras deleitarnos con su fragancia, caminamos despacio descubriendo el casco antiguo.
Vimos después la catedral Alexander Nevsky, ortodoxa, uno de los pocos vestigios del comunismo ruso en la ciudad. Según cuentan el templo iba a ser demolido y contaba con orden expresa para tal fin pero finalmente se optó por dejarla en pie. Las colas para ver su interior son bastante largas y está prohibido hacer foto y video.
Justo enfrente se encuentra la sede del gobierno, edificio con una fachada cuanto menos llamativa al estar pintada en rosa. La siguiente parada fue la catedral de Santa María, un edificio blanco donde es famoso el árbol que tiene en un lateral -no recordamos su historia-. A pocos metros se llega a la iglesia-museo de San Nicolás, y prosiguiendo por la calle Kullasepa llegamos a la plaza del Ayuntamiento.
Para celebrar el Día sin Coche FGV los servicios de Metrovalencia, TRAM de Alicante y TRAM de Castellón abrirán sus puertas a los ciudadanos de forma gratuita el próximo 22 de septiembre. Los servicios del transporte de Metrovalencia, TRAM de Alicante y TRAM de Castellón desplazan anualmente más de 72 millones de viajeros, lo que supone que diariamente se realizan más de 200.000 desplazamientos, cifra que esperan aumente con la iniciativa del día 22. Además de la gratuidad del transporte público dependiente de la Generalitat, la conselleria de Transportes ha organizado el día 22 de septiembre una serie de charlas y conferencias … Continúa leyendo TRAM y Metrovalencia serán gratis el martes
Llegar a Estocolmo en crucero no se olvida. El barco aminora su marcha en cuanto se mete entre la multitud de islas de pequeño tamaño que preceden al punto de la costa donde se encuentra la capital de Suecia. El … Continúa leyendo Un día en Estocolmo: la ciudad del imponente Vasa
La bella y civilizada Copenhague es una ciudad para pasar como poco un fin de semana, pero si solo puede disfrutarse un día, hay estar preparado para una intensa jornada y proveerse de calzado cómodo.
La visita a Copenhague la hicimos en una parada con el crucero por el Báltico. Las grandes compañías ofrecen excursiones guiadas a la ciudad, pero no merecen la pena y la hicimos por libre.
Los cruceros atracan bastante alejados del centro. Para llegar a él puede reservarse el servicio de transporte ida y vuelta del barco, si lo ofrece (el nuestro cobraba por ello 10 euros), o coger a 5 minutos andando de donde deja el crucero el autobús público. De los muelles sale el número 27 (y el 25 si se pilla), su billete cuesta 4 euros (que permiten pagar en esta divisa o en coronas danesas) y el final de su recorrido, en la parada llamada Osterport deja a cinco minutos de la famosa Sirenita de Copenhague.
Paseo por los jardines del Kastellet
Esta última parada te deja literalmente frente a una de las entradas del precioso parque del Kastellet. Pasear por él da gusto, aunque te sientes un poco fofo viendo a tu alrededor tanta gente haciendo running. En un minutos ves las escaleras de otra salida del parque que da al canal, donde está la Sirenita.
Localizarla es fácil. Sigue a la gente. Por tierra y por mar –en barcas turísticas- los turistas buscan la pequeña figura inspirada en el cuento de Hans Christian Andersen, convertida en icono de la ciudad.
Dicen que su rostro es el de una bailarina y su cuerpo, el de la mujer de Edgard Eriksen, el escultor que la hizo inmortal en bronce hace más de 90 años (se colocó en 1913). Nosotros la fotografiamos y nos deleitamos un rato contemplándola sentados en un banco mientras tomábamos un par de cafés buenísimos servidos por una jovencita que regentaba un coqueto vehículo-cafetería…
La ruta prosigue regresando al parque para entrar en el Kastellet. Se trata de una vieja fortaleza en forma de estrella, construida en el siglo XVII, a la que se accede por un idílico puente que parece sacado de un cuadro.
Entrada al KastelletKastelkirken
Dentro del recinto hay varios cuarteles de color rojo –en un edificio blanco, entrando a la derecha, hay unos impolutos baños públicos- y al final te topas con una iglesia de madera, la Kastelkirken.
Su interior nos recordó a las viejas iglesias protestantes de Boston. Muy blanca, con grandes ventanales y con las bancadas separadas como si fueran parcelitas, disponiendo así el espacio para el rezo para cada familia. Nada más entrar hay apiladas biblias que entrega el párroco a los fieles. A nosotros nos invitó a dejar el templo tras verlo debido a que estaba aguardando una boda. El novio era militar y al llegar sus compañeros, en uniforme, les hicieron un pasillo, aunque cuando fueron a recorrerlo uno bajó el sable impidiendo el paso mientras un soldado daba un toquecito en el culo a la novia provocando las sonrisas fanfarronas de los presentes.
Junto a la iglesia, subiendo por una cuestecita verde, hay un campito despejado. Toda la zona de cuartel con iglesia incluida parece de hecho estar oculta en una gran hendidura de un mini valle sorprendiendo al caminante en su parte superior un vistoso molino rojo. Éste recuerda cómo el fortín se hizo pensando en que fuera autosuficiente en caso de asedio.
Un par de minutos andando otro gran socavón descubre un edificio que nos pasó desapercibido en la parte inferior del “kastellet”. Es la vieja prisión del cuartel. Si se pide permiso con antelación pueden concertarse visitas a su interior. Nosotros dimos con un grupo que entraba y que nos permitió unirnos un breve momento.
La prisión es pequeña y oscura, tiene dos celdas con muñecos simulando cómo era en realidad y paneles que explican las perrerías que hacían a los presos como castigo.
La salida del Kastellet la realizamos por el lado contrario a la entrada. Allí está la estatua de un soldado y, a la izquierda, el parque donde estuvo el Museo de la Resistencia ySaint Albans Church, la única iglesia anglicana de Copenhague.
El parque tiene curiosas esculturas, y en él estaba el museo nacional de la Resistencia danesa entre 1940 y 1945, hasta que fue destruido en 2013 por un gran incendio. Los daneses lograron salvar todo su interior y proyectan reconstruirlo. Hasta entonces, han creado este parque de esculturas.
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El parque da entrada a la iglesia de Saint Albans, cuyo acceso es gratis y la cual organiza, algunos sábados, rastrillos solidarios donde encuentras hasta británicos vestidos de época.
La iglesia de Saint Albans cuando la visitamos el 22 de agosto de 2015
Hasta el 13 de septiembre el puerto de Javea acoge una especial Feria de Autor. A su veintena auténticos, que montan sus puestos a partir de las 19 horas en el Paseo Marítimo se suman actividades paralelas como sesiones de swing los lunes, los martes, jueves y sábados exhibición con un alfarrero con su torno y a diario música en vivo. La oferta de puestos varia de una semana a otra, porque los artesanos se pueden apuntar por semana. Continúa leyendo Artesanía, swing y música en Jávea
Originalmente publicado en De Vacaciones y Puentes : Ningún amante de las novelas épicas, de cuentos de templarios, caballeros y misterios debe perderse Edimburgo. Propongo un plan para conocer en un 3 días una ciudad embrujada donde cada edificio invita a imaginar historias o encontrarlas. En esta ciudad se escribió Ivanhoe a Harry Potter, Peter Pan, Sherlock Colmes y Dr.Jekyll y Mr.aHyde, entre otros, además de estar al lado de la catedral final del Código Da Vinci. El plan propuesto para un puente (3 días) es este: Día 1: Ruta guiada por el pasado más terrorífico y ruta a nuestro aire por los bares más literarios:… Continúa leyendo 3 Días en Edimburgo para Buscar el Código Da Vinci