En una Valencia cuyos cauces de río son inmensos parques de recreo y donde lo moderno pesa más que el encanto, uno puede pasar de largo sin llegar a conocer sus jardines más bonitos. Por eso, recomiendo al menos no dejar de descubrir dos imprescindibles que están a un paso el uno del otro: Los Jardines de Monforte y los Jardines del Real
jardines de monforte
Los primeros, diseñados en el siglo XIX, invitan a perderse, a leer, a tener citas románticas y a imaginarse en otra época. En ellos encontramos, además de un sinfín de flores y plantas, los dos mansos leones – hechos por José Bellver- que por amables no presiden hoy la escalinata del Congreso de los Diputados. Continúa leyendo «Jardines de Cuento escondidos en Valencia»
Desde la plaza de l’Ajuntament (a donde llega la Estación del Norte e infinidad de autobuses urbanos) hasta el Pont de la Trinitat, uno puede descubrir auténticos tesoros de Valencia que nada tienen que ver con la publicitada Ciudad de las Artes y las Ciencias. Desde la plaza, tomando el carrer de les Barques, hasta llegar al Poeta Querol, uno puede acceder a la plaza del Colegio del Patriarca del Corpus Christi.
La iglesia del «dragón» disecado que mató un judío y cuelga de la pared
La iglesia del Corpus Christi está llena de frescos preciosos, aunque lo que más me llamó la atención fue que tuviera un cocodrilo disecado colgado de la pared de la entrada. Junto al mismo, explican que se trata del Dragón del Patriarca. Un monstruo terrible que se comía a los labradores de la huerta hasta que lo mató un judío, quien vestido con una brillante armadura, logró cegar al temido animal clavándole una lanza de costado a costado. Como premio, la iglesia le perdonó todo pecado al converso… o así lo hicieron creer.
El «dragón» petrificado entre frescos que narran la vida de Jesús en la iglesia… que en realidad fue un bebé caimán crecidito que un virrey regaló al arzobispo de la ciudad
El palacio del Marqués de 2 Aguas que sería Versalles si tuviera un gran jardín
El palacio, un edificio muy chulo que hoy alberga el museo nacional de cerámica
Valencia es preciosa. No es esta la primera vez que paseo por ella, pues tiempo atrás ya lo hice, pero esta vez lo hago con otros ojos. Esta vez he decidido hacer el paseo como si no supiera nada de ella para dejarme llevar por su estética, por su arquitectura, por su lado más bonito.