Quien tenga tiempo y esté un martes cerca de Villajoyosa (norte de Alicante) está de suerte. Este día, si uno se organiza, puede descubrir de una forma divertida un emocionante pasado donde no faltan romanos, piratas, corsarios e incluso chismes de la alta burguesía local de comienzos del siglo XX.
Burguesía
En una antigua finca rehabilitada, llamada La Barbera, (a pocos metros de la estación del TRAM La Creueta) hay visitas guiadas de martes a sábados por la mañana. Las ofrecen gratuitamente septuagenarias voluntarias, pero también, si se reserva previamente (628993175), una de sus antiguas moradoras. Y es que una guía del Ayuntamiento llamada Rosa se enfunda en ropajes de comienzo del siglo pasado para relatar curiosidades de “su” época.
Nada más uno pasa por la puerta se cuela en una máquina del tiempo que le deja, en un parpadeo, frente a Doña Cayetana Aragonés, la hija de los señores del lugar. Divertida y sorprendida da la bienvenida: “¡Qué sorpresa, cuánta gente, ¿vienen a traer género? ¡Pero qué ropas más curiosas llevan ustedes y qué telas! Yo llevo el vestido de mi madre, pero no se lo digan y a cambio les enseñaré la casa». La visita transita por las estancias del edificio que, construido en el XIX, es hoy museo. Por él Cayetana relata anécdotas y noticias de 1876 haciendo también partícipe al público (sobre todo si hay niños). La visita dura más o menos una hora, y tras ésta uno puede visitar las cuadras de la casa, convertidas en espacio de Arte para albergar exposiciones temporales.
Desde este mes y hasta el 22 de marzo hay una interesantísima muestra de un pintor que, sin embargo, es más conocido como traductor, Francisco Torres Oliver. Introductor de la novela gótica en España (nacido en Villajoyosa) sus cuadros parece que le engullen a uno dentro de un universo paralelo de fantasmas, de seres del reino de Hades y almas de malignas institutrices.
Torre del Aguiló (piratas)
Por la tarde, a partir de las 16 horas, una empresa local llamada Thalia organiza los martes (4 euros por persona) rutas guiadas a la torre vigía del Aguiló, “uno de los elementos defensivos del sistema de defensa de la costa del antiguo Reino de Valencia”. Antes, para comer, y aunque en Villajoyosa en general se come muy bien, nosotros nos quedamos y recomendamos Casa Elordi. Ubicado cerca del mercado de abastos (un horror izado donde alguna vez habría uno tradicional), está este restaurante abierto en una antigua casa rehabilitada. Comida excepcional de las que en otro lugar no están al alcance de cualquier bolsillo.
Tras la comida, para iniciar la ruta hay que estar a las 16 horas en el punto de inicio de ésta, en La Cala, hasta donde hay que ir en coche o transporte público (siempre reservar antes). La visita, entre una hora y media o dos, constituye un agradable paseo por una colina en la que la guía vincula la flora del lugar (con mucho esparto, brezo y tomillo) con la manufacturación de elementos en la antigüedad. El camino, de pendiente ligera, concluye en una de las torres más importantes del sistema de defensa ante ataques de corsarios berberiscos creado en el Reino de Valencia durante el siglo XVI. Allí relatan cómo trabajaban sus soldados, encargados de avisar a la población mediante señales de humo u otros interesantes elementos (como la caracola de la foto). Desde allí también hay unas espectaculares vistas de la costa, sobre todo de Benidorm. Si a alguien le sorprende un edificio “doble” de ventanas doradas y enorme, es el In Tempo, el que será el residencial más alto de Europa.
Chocolate
Para terminar el día en Villajoyosa nada mejor que un chocolate, elemento tradicional del pueblo. Hay tres fábricas y las tres tienen su pequeño minimuseo. Clavileño es la más próxima a la torre (aunque sigue siendo necesario coger el coche). En medio del pueblo está también la cafetería de Valor, para quien prefiera entrar en calor, en este frío final de invierno, con algún chocolate calentito especial.
Y diréis, ¿qué fue del pasado romano? Villajoyosa, antiguamente, se cree fue la ciudad perdida de Allon, un gran municipium romano. En la localidad se han encontrado muchos restos de esa época pero hoy hay poco que visitar al respecto (por ejemplo, el parking de la Creueta fue una inmensa necrópolis ya desaparecida; entre dos estrechas calles del centro, bajo montones de tierra y vegetación, hay unas termas monumentales; otro palacete en una finca privada…). También está en marcha la construcción de un gran museo, para mostrar todo lo que ha ido apareciendo, pero aún le queda tiempo para estar terminado. Así, hay que aprovechar lo que de momento se puede visitar, como es la torre funeraria de Sant Josep, muy próxima a la playa Torres del municipio. Es la más grande encontrada en la península ibérica y bajo su sombra, hace bien poco, se descubrió un feto de 2.000 años (un misterio dado que los romanos no enterraban a los nonatos en necrópolis, al considerarles seres extraños por no haber llegado a pertenecer al mundo de los vivos, hasta el punto de enterrarlos junto a un clavo para impedirles salir de la fosa). El lugar puede visitarse a cualquier hora, pero mejor concertar alguna visita guiada… más si ésta es teatralizada. ¡La primera la harán el 19 de marzo!
Me encantó la visita teatralizada de La Barbera, y Dña. Cayetana lo hizo fenomenal.