No fui a ver la exposición de mi compañero. Hablo de «Dins de la banda», la expo de fotografía que realizó Diego en Altea hace unos años en la que mostraba el trabajo, el esfuerzo y la magia de la banda sinfónica alteana.
Casi toda era en blanco y negro, como una partitura, y a su final emergía el color como una catarata a contraluz, como una melodía sobre el auditorio en su primer concierto.
También esto lo imagino, porque no lo escuché. Él cubría el evento y yo pasaba sus letras a imprenta. Su firma, su foto y su pausada forma de explicar. Porque el Diego periodista es relato. Alejado de las prisas de redacciones, al refugio de su objetivo en el mundo blanco y azul que le rodea, Diego aún es capaz de contarte lo que va a escribir antes de hacerlo, rompiendo así el titular escueto, llamativo y único, que reclama el extraño reparto del papel de periódico.
Diego puede hacer eso porque mantiene intacta -tras tres décadas de profesión- su curiosidad. Necesita narrar, con letra o imagen, un momento. Puestos a contar no le basta con transmitir lo que siente, sino también como cree que sienten los demás.
Por eso sus retratos van más allá de rostros. Por eso aquel recorrido dentro de una banda era más que un ensayo, que un concierto y que una banda.
No lo imagino. Esta semana, a través de Facebook, he visto la expo de Diego. El lápiz, el desconcierto, el cansancio, el deseo… Sobre todos ellos, el respeto por la creatividad ajena y su amor por algo que estoy segura le revuelve el corazón: la música.
Esta semana, a mi compañero Diego Coello le han dado el premio European Photographer. Ha sido concedido por la Federación de Fotógrafos Profesionales Europeos a su serie fotográfica Dins de la banda. La expo que no fui a ver. Que ninguno del periódico nos molestamos en ver por las prisas, el titular escueto, la vida en rojo y gris.
Felicidades Diego.

Uno siempre ve las bandas pasacalles o los conciertos sin imaginarse las experiencias que hay detrás de todo eso, creo que con las corales pasa algo parecido.