Para visitar Londres es fundamental llevar zapato cómodo (es una ciudad para andar), tarjeta de crédito (es una ciudad muy cara), madrugar (los museos cierran a las seis y en invierno anochece entre las cuatro y las cinco), y la memoria de la cámara vacía (hay tanto que ver que puedes regresar con 400 fotos tras una estancia de tres días). Fuimos a mitad de noviembre y nos quedamos cuatro noches exprimiendo cada día al máximo. Los itinerarios que hicimos 4 días en Londres fueron los siguientes:
Primer día: Tras dejar las maletas en nuestro alojamiento, fuimos a la Torre de Londres y su famoso puente. Para llegar cogimos el metro hasta Tower Hill comprando dos billetes sencillos de ida y vuelta, que salían por unos 9 libras cada uno. Para viajar en metro sale mejor comprar antes la Oyster Card, pero no quisimos activarla porque pensamos que no utilizaríamos mucho el transporte público.

Para entrar a la Torre, que en realidad es un castillo, tienes que dedicar horas y cuesta por cabeza 25 libras. Puedes hacerte una brevísima idea de lo que hay dentro en la sala de interpretación que hay en un edificio frente a la entrada, el cual es gratuito y donde proyectan un vídeo sobre la fortaleza. En este enlace también podéis ver todo lo que puede visitarse.
Optamos por recorrer la «torre» por fuera, tomar algunas fotografías desde diferentes ángulos y, desde el parque, ver el fabuloso puente que hay a escasos metros: Tower Brigde.
Éste se puede cruzar por su zona peatonal (actualmente en obras) o bien a un montón de metros de altura para tener unas panorámicas que quitan el hipo. A 42 metros sobre el río han colocado pasarelas transparentes por las que puedes cruzar disfrutando -si no tienes vértigo- de unas vistas de impresión. También puedes ver las salas de las máquinas victorianas que hacían levantarse al puente y una sala de exposiciones sobre cómo fue construido. La entrada cuesta 11 libras/adulto, con descuento si las compras on line con 24 horas de antelación.
Tras recorrer el puente regresamos al alojamiento, un apartamento muy chulo y a dos pasos del metro que encontramos a través de la web Hundred Rooms, y cenamos temprano en el típico pub inglés (donde nos clavaron 40 libras por dos pintas, unos nachos y una hamburguesa). Aprovechamos para localizar el supermercado Sainsbury’s más próximo para proveernos de botellas de agua, zumo para el día siguiente y sándwiches para no perder tiempo en comidas al día siguiente (en este supermercado mientras compras también te preparan una pizza al horno recién hecha, lo que viene de perlas para cenar).
El segundo día en Londres recorrimos la zona de la abadía de Westminster (catedral, abadía, parlamento y Big Ben), el paseo junto al río hasta Trafalgar Square, Leicester square y Piccadilly Circurs, para tomar desde allí el metro al barrio de Candem y ver su famoso mercadillo, que es como el Rastro a lo bestia. El lugar es idóneo para comer ya que hay un montón de puestos de comida de diversos países. Tras reponer fuerzas, regresamos para ver el palacio de Buckingham, el búnker de Churchill, y regresar haciendo antes parada frente a la entrada que conduce al 10 de Downing Street, la casa de la ahora presidenta.
El tercer día visitamos la iglesia y la catedral de Westminster, el barrio del Soho y Covent Garden (muy chulos, como una mezcla de la Malasaña y Chueca de Madrid), y el British museum. Tras él, andando a marcha rápida pasamos por el antiguo Banco de Inglaterra, descubrimos y entramos en una iglesia templaria, también nos topamos de casualidad con la apodada «iglesia de los periodistas de Londres», visitamos brevemente la catedral de St.Paul y, con el tiempo justo, vimos el Museo de Londres.
El cuarto día recorrimos andando los barrios de Belgravia y Chelsea, más residenciales y pijos, donde están todas las embajadas (incluida la española), hasta llegar al espectacular Museo de Ciencias Naturales. Después, recorrimos la zona en dirección al Royal Albert Hall, para llegar bordeando Hyde Park hasta los almacenes Harrod’s.(Más de este itinerario en próximo artículo).
El quinto día regresaríamos a España desde el aeropuerto de Gatwick (al que fuimos en tren), no sin antes disfrutar de una comida estupenda en un restaurante llamado Wagamama donde te sientes como si estuvieras en un local de la city en vez de en un aeropuerto. Muy recomendable para los amantes de la comida asiática. 😉