A los pies de la Sierra Aitana, el macizo montañoso que muestra la nieve cada invierno a los turistas de Benidorm, se encuentra Benifato. Un pueblecito de interior de pocos habitantes que cada año se abre amable a los visitantes en la festividad de su patrón, San Miguel Arcángel.
Durante el último fin de semana de septiembre, vecinos y amigos de pueblos del Valle de Guadalest organizan una feria que este año cumple su décimo aniversario. En ella hay todo lo que no encuentras en un supermercado. Aceites recién salidos de la almazara, verduras arrancadas a la tierra, mermeladas caseras de brevas, tomate o fresas, accesorios y complementos realizados con el reciclaje más creativo (hasta un bolso fabricado de discos de vinilo he llegado a comprar), y por supuesto degustaciones de platos de la gastronomía local, desde cocas de tomate, salchicha y sangatxo, hasta la «pilota de dacsa’ (cocido local).
Y hay más: Bailes, animales, exposición de coches antiguos. Vamos, un poco de todo para pasar una amena jornada de asueto en un ambiente que para sí quisiera cualquier feria «medieval» montada en una gran ciudad. ¡A que apetece!