Casi todas las ciudades en las que he vivido tienen un aroma especial, menos Longyearbyen (si es que se puede llamar «ciudad») que no olía a nada. De todas esas fragancias la más dulce es la de Villajoyosa. Durante los meses de producción de sus fábricas de chocolate (la más famosa «Valor»), parece que puedes comerte el aire cuando andas de cómo huele.
Además, cada mediados de agosto, organizan su gran fiesta del chocolate, la «Xocolatíssima», que este año se celebra los días 13 y 14.
El jueves 13 la primera actividad se organiza en la heladería El Buen Gusto, donde ofrecen horchata y chocolate a 1 euro todo el día. De 17 a 18 horas, el chocolate con el yogurt helado lo sirven gratis en Sabors i Colors, y a las 17.30 horas, en el Aula Gastronómica, hay un curso sobre el Chocolate en la cocina que organiza el restaurante Zerca.
El viernes es el día estrella. A las 10 horas y a las 17 horas parte la Ruta del Xocolate, una visita guiada a los museos de chocolate de la ciudad (reservas: 966851371); y desde las 19.15 horas, en el colorido casco antiguo de Villajoyosa, se organiza una gran chocolatada popular con chocolate y churros gratis para todos, amenizada con puestos de una feria comarcal y bailes populares. Por la noche, a las 22 horas, proyectan junto a la Playa Centro la película «Charlie y la fábrica de Chocolate», al más puro estilo de los cines de barrio de verano.
El vínculo de Villajoyosa con el chocolate no está en el siglo XVII, época en que los marineros locales practicaban el comercio de cabotaje en Cádiz comprando salazones, almendras y productos exóticos llegados de América como las mazorcas de cacao. El registro más antiguo encontrado hasta la fecha data de 1810, con la apertura de la primera fábrica de chocolate, a cargo de Jaime Soler. El éxito fue tan rotundo, que 20 años después ya había contabilizadas hasta 38 piedras de moler cacao en Villajoyosa.
En 1937, un siglo después, eran casi 30 las fábricas censadas, de las que quedan: Herederos de Gaspar Pérez, Clavileño, Chocolates Valor y Marcos Tonda, que ceden el chocolate líquido para la fiesta del viernes.
En Pérez, Clavileño y Valor tienen pequeños museos dedicados a la producción de cacao que pueden visitarse durante todo el año.