De ruta por Madrid (fin)

De la Ley de Tapas de Alfonso el Sabio y otras cosas del viejo MadridMúsico en la plaza Mayor

Durante años los estudiantes de los institutos de Secundaria de Madrid celebraban “el día de las pellas” en la plaza Mayor. Se hacía el viernes previo a las vacaciones de Navidad, antes de montar los puestos con artículos navideños y sellos. La plaza y sus alrededores se atestaban de adolescentes algo ebrios con muchas ganas de diversión. Hacían “guerras” armados con sprays de colores y de espuma que les dejaban pringosos para todo el día. Poco a poco, los policías empezaron a requisarlos, sobre todo después del año en que los huevos del caballo de Felipe III aparecieron tuneados de rosa fucsia. La policía empezó a acordonar los accesos, cacheando a quienes entraban, ahuyentando borrachos… Hasta que “el día de las pellas” se convirtió en algo del pasado. Fui testigo de su fin con una amiga. Ambas prometimos no faltar nunca a la cita así tuviéramos cien años, pero abandonamos cuanto con 21 vimos la plaza vacía. Brindamos con sangría por los buenos ratos en el “Mesón de la Tortilla” de la la Cava de San Miguel y no regresamos.

Retrospectiva del día de las Pellas en la Plaza Mayor

Este enero de 2013 entro con mi familia en la taberna de abajo, el “Rincón de la Cava”. Me leen el pensamiento y con las 4 cañas ponen de tapas unos pinchos de rica tortilla de patata. Por cierto, que siempre pensé que las tapas se idearon antaño para evitar que las moscas cayeran en el vino y según me ilustra mi libro, vienen de una ley de Alfonso el Sabio, quien su sabiduría, impuso en toda Castilla la prohibición de  servir bebidas alcohólicas sin ir acompañadas, gratuitamente, de pequeñas porciones de comida (una medida que él mismo se aplicó por consejo de su médico y que le mejoró la salud). Fue una gran ley para lo pobres agricultores y es la explicación de porqué con una cerveza te ponen un pincho y con una coca-cola unas olivas y gracias, algo que siempre me había preguntado.

Hacia la Cava de San Miguel

Ya con el buche lleno entramos en la plaza Mayor. Ahí está el caballo de Felipe III con sus huevos bien lustrosos. Me fijo también en su boca. Soldada tras la Guerra Civil, estuvo abierta cuando fue forjada. M&P Besas me ilustran: Fue una trampa mortal para los gorrioncillos descubierta en 1931 en las celebraciones de la proclamación de la II República. Con el jolgorio, nunca mejor dicho, alguien metió un petardo para reventar el estómago al caballo del monarca, sacando sin querer a la luz los huesecillos de las aves “capturadas”

Momentos en la plaza Mayor
Tiendas de la plaza Mayor

Momentos en la plaza Mayor

Recorremos las tiendas de sombreros y de souvenirs hasta llegar, sorteando vagabundos que duermen bajo los soportales, a la casa de la Panadería. Ahora es una oficina de turismo y me lanzo con mi madre como dos marujas en rebajas a coger cuantos más folletos mejor así nos de tiempo a leernos o los usemos luego para limpiar los cristales. Un plano del centro, una guía de ocio de Madrid en Navidad (es día 3 y ya han quitado los puestos y tampoco hay sellos ¿?), en el Thyssen exponen a Gauguin (y va a abrir gratis todos los lunes), una Guía del Ocio caducada donde veo que Kiko Veneno ha actuado en el Joy…, panfletos para visitar el Real, el Parque del Retiro y su palacio de Cristal, rutas estatales por museos de Madrid y el tríptico de las visitas guiadas oficiales en español, que se reservan en esta oficina de turismo. También la “Madrid Card”. 42 euros y puedes visitar museos e ir en el bus turístico.

Mercado de San Miguel

Cucuruchos de fuet en el mercado de San MiguelSeguimos marcha. Bajando el arco, la calle Mayor y la Plaza de San Miguel. Ahí está el flamante Mercado de San Miguel en el que no nos resistimos. Nada más entrar nos topamos con un puesto de Mojitos con zumo natural a 7 eurazos que los merecen y sorbiendo con la pajita nos mezclamos entre los puestos de gourmet, tapeo y fruterías con cerezas gigantes a precios imposibles.

Callejeamos hasta la plaza de Oriente con su Palacio Real tapando el atardecer, su estatua de Felipe IV que se realizó con ayuda de Galileo Galilei y sus decenas de estatuas inundando los jardines. Los pasamos para, tras pasar por el Senado, llegar a la cara sur de esta triste plaza de España llena de edificios fantasma. Estamos tan cansados que parecemos el caballo y el burro de Don Quijote y Sancho Panza. Es la hora de dar por terminada la ruta de Madrid de este tercer día del año…

Palacio de Oriente

Pero tengo que recomendar un sitio. Esa misma noche quedé con mis amigas en un bar de Moncloa, en la calle Menendez Valdés 62. Como estaba lleno, nos metimos en el que tiene justo al lado cuyo nombre no recuerdo para tomar la caña previa a la cena… pero al final no fuimos a ningún restaurante. En este bar las “cañas” son de casi medio litro, cuestan 4 euros y por una te ponen “de tapa”: huevo frito con salchichas, pan y tortilla de patata. Si te pides una segunda “cerveza”, te ponen un hamburguesón!!! Eso sí, con Coca-cola, como no tiene alcohol, no te ponen nada. Será que también se han aprendido lo de la Ley de Alfonso el Sabio…

Las "cañas" con sus "tapitas" del bar de Menéndez Valdés

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