Sella, un pueblecito del interior de la Marina Baixa (Alicante), celebra este fin de semana su Fira de Mostres de Cultura Mediterrània, una excusa perfecta para descubrir, en un paseillo, sus costumbres, tradiciones y curiosidades.

La población, con menos de mil habitantes (menos de los que tenía en los años 20), recibe con los brazos abiertos al visitante, a quien abre las puertas de algunas de sus casas, reconvertidas hasta esta tarde en salas de exposiciones. Y es que aunque hay puestos artesanales, lo interesante de la feria son sus salas, montadas por vecinos y Comisión de Fiestas Divina Aurora.

Entre las muestras están: «Sella en la modernidad», con fotografías de los años 20; «La Caza con Reclamo»; Trajes regionales; Pilota valenciana; dibujos de escolares de los pueblos vecinos; y en la calle Les Voltes, una casa antigua decorada exactamente como lo estaba hace un siglo. Además, hay talleres y catas gratuitas.

La feria parte de la Plaça Major, donde está la iglesia de Santa Ana y el Palacio del Barón de Sella. Desde ahí, por angostas y estrechas calles, puede uno ir topándose con las exposiciones y con elementos como la Font de l’Omt (la fuente que está al final de la calle de igual nombre), y otras fuentes en la calle Sant Xotxim.

En lo alto del pueblo está el Castillo y la Ermita de Santa Bárbara, declarada Bien de Interés Cultural, desde donde se ve todo el valle. En el polo opuesto es interesante visitar el Lavadero y bebedero, así como el puente desde el que parte la denominada «Ruta del Agua».

En todo caso, si por algo es conocida Sella es por sus montañas, pista de entrenamiento de los mejores escaladores europeos.