Éramos jóvenes. Con canas, arrugas y calvos pero jóvenes.
Sobre la arena del coso del concierto de todos los conciertos que no pudimos ver.
Con el corazón golpeando el tórax a ritmo del altavoz y nuestra voz elevándose alto, más alto, tan alto que se quebraba.
Sobre el escenario pasaron nuestras noches. Nuestros amores, desamores, nuestras risas. Nuestros LPs con muchas más canas, arrugas y calvas que nosotros.
Éramos jóvenes. Jóvenes para bailar y reir y zampar un enorme bocadillo de panceta salchicha y morcilla para llegar hasta el final.
Éramos lo que fuimos y todos sonreímos por volvernos a ver.
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