Este no es un artículo sobre un viaje ni una visita a un museo. Ni siquiera es un cuento con final feliz. Esta es su historia. La historia de un perro que hasta ayer podía ser, más o menos, feliz.
Al contrario que tantos otros, a él su familia no le había abandonado. Vivía en una parcelita junto a la pequeña casa de su ama en Villajoyosa.
Ella era abuela, motivo por el que tenía la suerte de poder jugar con sus nietos y correr tras la pelota. Tenía unos dias mejor que otros, pero tenía familia, casa y comida.
Hasta ayer.
Escuchó gritos. Escuchó lucha. Su olfato se llenó de olores quemados que jamás quiso oler y su mundo explotó.
Hoy está en una jaula con su mirada llena de terror, angustia e incomprensión. Se queda al fondo, sin valor, llenito de miedo mientras los voluntarios de SPAV que le buscan un nuevo hogar para poder olvidar.
Con él, 3 cachorros y un Yorkshire.
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