No es esta una tierra conocida por sus castillos o sus yacimientos y sin embargo es la que más Bienes de Interés Cultural tiene de la Comunidad Valenciana. De la blanca Altea pasando por los rascacielos de Benidorm hasta  Villajoyosa, del Mediterráneo a los lindes de la sierra de Aitana, están las huellas de un pasado de batalla. En coche se puede tejer una ruta por ella que descubra desde el Imperio romano hasta la repoblación cristiana de Al Andalus.

En Altea, tras aparcar cerca del Palau, hay que caminar por su casco antiguopara desempolvar los restos de su castillo y murallas. En las afueras están los restos de un acueducto del Alto Imperial Romano (siglo III d.C). Obra de ingeniería hidráulica que salva el barranco de Els Arcs y que comunicaba el núcleo romano del cerro de la Pila y con el del Albir, sirviendo de sistema de abastecimiento de aguas del río Algar. También BIC es la Torre de Bellaguarda de Altea, en la calle Cantería, y la de Galera, en un cerro próximo al mar enmascarada entre chalés.

Hacia el sur está l’Alfàs del Pi. Su Torre Bombarda, antigua torre vigía de tiempos de piratas sarracenos, está junto al faro del Albir (una hora andando desde el aparcamiento). No es BIC pero también merece la pena en el Albir visitar sus termas romanas musealizadas.

A 10 kilómetros, Benidorm tiene tres BICs: Torre Morales o Escaletes, al sur de la antigua N-332, alterada por su uso como vivienda; Torre Punta del Cavall, en el parque natural de Sierra Helada, del siglo XVI y en ruinas; y el yacimiento del Tossal, en la colina del final de la Playa de Poniente, asentamiento íbero cuyos restos engulleron bungalows en los 80 y 90.

Antes de continuar por la costa, la ruta ha de desviarse al interior. A Polop de la Marina para ver lo que resta de su castillo del silgo XIII, en parte absorbido por una iglesia del XVIII.

Tras Polop se llega a Callosa d’en Sarriá. En su casco urbano no merece la pena buscar lo poco que queda de su viejo castillo pero sí preguntar cómo llegar a la fortaleza de su sierra, Bernia. Un castillo del que quedan arcos en pie en un paisaje es fabuloso.

Tras Callosa ponemos rumbo al Castell de Guadalest, un BIC en su conjunto. La carretera te va dando la sorpresa al transitar entre pinadas altas y frondosas. El pueblo es el que tiene más museos por habitante de España y está encaramado a un peñón presidiendo el valle al que da nombre.

Dejando Guadalest por la carretera opuesta a la de entrada vamos a Benifato. Allí rutas senderistas llegan a su Castillo de Aljófar, en ruinas, fue clave en la conquista musulmana y en las revueltas de moriscos hasta su expulsión.

Si desde Callosa en vez de ir a Guadalest vamos hacia Bolulla, encontramos rutas a pie hacia su castillo «de Garx», en el antiguo camino hacia Castell de Castells. Su estilo es islámico y quedan restos de sus murallas y aljibe.  Ésto último es también lo único que se conserva del castillo de Tárbena (más allá de Bolulla), cuya fortaleza está sobre un cerro de paredes verticales. Para continuar la ruta regresamos a la CN332 para, desde Villajoyosa, dirigirnos a la pequeña Orxeta para ver las ruinas del Castellet dels Moros, del XII y el XIII.

Más al interior, en Sella está el Castillo de Santa Bárbara junto a la Ermita, la Torre de Sella, anexionada a construcciones posteriores en la plaza Mayor y, también en manos privadas, la casa fortificada la Garrofera, la torre Casa Balde y de la Vallonga de Relleu.

Pero la palma de poblaciones con BICs se la lleva Villajoyosa. Tiene 11. Al norte tiene la romana funeraria (Sant Joseph) y la medieval del Aguiló. Su casco antiguo con su iglesia-fortaleza de la Asunción y sus murallas renacentistas es conjunto monumental. Monumentos que no se pueden visitar son la torre de Dalt o de la Era de Soler, del Xarco; de la Cruz (en el cerro de Xauxelles), la Torreta y la de Simeón.