Había una vez un pecio romano, imperial, que se cree que viajaba de Gades (hoy Cádiz) a Roma. Iba cargado de salsas finas de pescado (el apreciado «garum»), vino y metales. En sus bodegas se han contabilizado hasta 2.500 ánforas, hundidas frente a la costa de Villajoyosa (la Vila Joiosa). Porque aquel barco nunca llegó a su destino. En su tránsito a las Islas pitiusas fue sorprendido por un temporal. Viento y corrientes lo empujaron hacia la costa, hasta dejarlo hundido eternamente a 25 metros de profundidad.
Según los arqueólogos e historiadores aquello pudo ocurrir hace más de 2.000 años. Y poco antes del año 2.000, en 1999, fue encontrado de nuevo por dos submarinistas locales: Antoine Bou y Pep Ferrer. Como reconocimiento a su descubrimiento desde entonces esta nave romana se conoce como el Pecio Bou Ferrer.
Desde su descubrimiento hasta ahora han sido varias las expediciones y muchos los estudios que se han venido realizando sobre su carga. El proyecto está promovido por la Dirección General de Cutlura de la Generalitat Valenciana y la Universidad de Alicante, a través del trabajo incansable de los técnicos de Vilamuseo (el museo arqueológico del municipio).
Entre todos han ido extrayendo las hipótesis de lo que pudo ocurrir con aquella nave y, aunque según explica el técnico y profesor asociado de la UA José Antonio Moya es ahora cuando científicamente se está en el momento más interesante para continuar con las excavaciones, pues nuevos datos contrastarían la información extraída hasta la fecha, lo cierto es que es alucinante lo que ya han descifrado. Porque un yacimiento arqueológico submarino es también un libro abierto al pasado. A través de las espinas encontradas dentro de las ánforas, dan con la receta del «garum», a través de las inscripciones de los lingotes de plomo extraídos del casco, dan con su posible dueño, a través del propio casco, con las técnicas de construcción del mismo, etc.
Hoy todos esos descubrimientos pueden verse en una exposición que los recoge en las salas del Club Naútico de Villajoyosa. La muestra es idéntica a la que hace un mes expuso la Universidad de Alicante. Está desde la jaula en la que sacaron las ánforas hasta los videos que narran cómo se tuvo que proteger el yacimiento tras algún expolio. Además, está adaptada para personas invidentes. Una oportunidad que puede visitarse de 10 a 20 horas, siendo la entrada gratuita, hasta el 26 de enero de 2014.
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