Villajoyosa y l’Alfàs del Pi, en Alicante, están promocionando sus yacimientos y recursos turísticos con visitas teatralizadas gratuitas u ofertadas al módico precio de 4 euros por adulto con las que niños y mayores viajan al tiempo en que Villajoyosa fue la ciudad romana de Allon y la costa del Albir, además de ser también el paraje donde residió, al menos, una familia romana, era una costa a vigilar contra peligrosos corsarios y piratas.
La primera visita que vi fue precisamente en Albir, en el único museo al aire libre de la Comunidad Valenciana, que es en lo que se el Ayuntamiento ha reconvertido unas antiguas termas romanas. En ellas Voconia Domitila, esposa de Lucio Voconio Seneca, hipotético productor de vino y aceite de Allon, salió sonriente a recibirme a mi y a la veintena más que aguardábamos en la entrada. Llevaba una túnica blanca, con una llamativa tela roja sujeta por un broche, y maquillada a la moda de la época: cara blanquecina a base de polvos de yeso, mejillas y labios rojizos, coloreados con la mezcla de ocre y aceite, y cejas y párpados marcados de negro, a pulso, con el fino palito con el que se pone el hollín. Estaba sorprendida ante los ropajes que llevábamos los visitantes, pero no dejó por ello de ser cortes, reconociendo en voz alta que igual eramos comerciantes que veníamos a hacer negocios con su marido…. Tanta fue la cortesía, que terminó por enseñarnos los baños y contarnos la reforma que estaban haciendo en la finca romana….
Otro día, más adelante, repetí la visita, gratuita, pero esta vez ya no encontré a Voconia. Eso sí, a los pocos fines de semana me topé con un hipotético requeridor de la Partida de Villajoyosa llamado Jaime Morales, encargado de la vigilancia de la torre Bombarda del Albir, junto al faro (en lo alto de Sierra Helada), cuyo rostro me recordaba muchísimo a la señora romana…
Fue un domingo y caía un sol de justicia. De ahí que la cita arrancara a las 9.30 horas del parking –gratuito y de tierra- que hay en la entrada del camino al faro del Albir. Un soldado con traje de época que se hacía llamar Joan Batiste Buform en recuerdo del quien antaño protegió la plaza nos escoltó hasta la torre. Allí estaba el requeridor de la zona (y a buen seguro descendiente de Voconia), informándonos de que estábamos en 1675.
Encargado de la seguridad de la comarca de la Marina Baixa, debía proteger a sus habitantes de las incursiones de los corsarios berberiscos que llegaban para llevarse hombres y mujeres para venderlos en tierras argelinas o usarlos como «chusma» para sus barcos (nombre de la gente condenada a remar en las naves).
«¡Hace más de una hora que tocó la campana, ya era hora!», gritó enérgicamente bajo los restos de una torre que, según dijo, aguardaba ser reconstruida por el maestro albañil Ginés Mingot tras el último ataque. «Pero claro, estará en Benidorm, como ahora están construyendo en su fortaleza nada menos que 15 casas, ¡imagínense, donde nadie quería vivir ya lo hacen hasta 180 personas…!» y empezó el espectáculo con el que nos relató como era el sistema defensivo de antaño y su duro trabajo.
Tampoco se encuentra a uno cada vez que sube con este hombre del pasado, pero igualmente uno puede descubrir sus Historias y leyendas. En 2012 el Parque Natural y el Ayuntamiento instalaron paneles a lo largo del recorrido de la ruta del faro que narran (en español, valenciano e inglés) curiosidades de cada recoveco, leyendas de sus panorámicas y características curiosas de su flora y su fauna. Además, esta primavera la Diputación de Alicante también ofrece visitas guiadas por este paraje cuyas vistas son espectaculares.
En Villajoyosa, además de las visitas a la torre vigía del Aguiló, esta semana acaban de inaugurar las visitas teatralizadas a su torre funeraria romana de Sant Josep. Cada domingo (siempre reservando) es posible disfrutar de un ritual funerario de lo más divertido.
En él, Domina Funeri y su liberto de Gades hacen pasar tan buen rato a los visitantes, a quienes confunden con futuros trabajadores de su exclusiva funeraria romana, que éstos incluso gustosamente se enfundan túnicas. No cuento más para no chafar los puntazos de la visita, en la que también se ilustra mucho al personal sobre el porqué de elegir un lugar cerca de caminos para los entierros o la colocación de monedas en boca, ojos o manos para pagar al barquero… Lo dicho, no cuento más. Eso sí, felicitaciones desde aquí a liberto Cornelio Minimo, que lo hace de película.
Quien esté interesado en estas visitas (tanto las gratuitas como las que cuestan 4 euros por cabeza, menos si hay niños) uno ha de ponerse en contacto o con las Oficinas de Turismo de l’Alfàs del Pi o Villajoyosa, y también con la única guía autorizada para guiar en Bienes de Interés Cultural de la zona (Thalia).
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