Han pasado dos años desde que puse en marcha el blog. Acostumbrada a hacerlo para otros, no tenía ni idea de cómo sería escribir de nuevo para mi de forma más o menos habitual. Una vez arranqué, narrar experiencias propias se convirtió en un entrenamiento que mantuvo mente y pulsaciones «táctiles» en forma tras los recortes que esquilmaron de 5 a 2 días mi situación laboral.
Elegí la temática de los viajes por dos motivos. El prioritario fue la motivación. Pensé -de capa caída- que me vendría bien recordar buenos momentos e imaginar venideros. Con esa idea desempolvé libretas, busqué archivos, rutas deseadas y «de Vacaciones y puentes» comenzó a andar.
En un par de semanas el ego se apuntó. Me hacía sentir fenomenal alcanzar 10 visitas diarias aunque sabía que quienes me leían eran familiares nada más. Pero es que aquel primer diciembre fue de lo más prolífico. En él surgieron los «artículos» más largos que he escrito desde que dejé la universidad, dedicando a algunos más tiempo que el propio viaje narrado, como ocurrió con el texto «inaugural»: Lisboa, Sintra y Cascais.
Mi querido Toni, padrino de mi hermano y autor de la acertada definición «jubileta viene de júbilo«, me dijo amablemente que metiera la tijera y me corté algo al contar el puente a Cartagena, Carthago Nova, pero días después el teclado se me fue y relaté el «viaje a Edimburgo y las Tierras Altas de Escocia » con tan ingente material que más que un «post» parecía un librillo contagiado del estilo Lonely Travel.
Pronto me di cuenta de que, narradas las últimas vacaciones, aunque tuviera más tiempo libre lo que no tenía era dinero para dedicarme a escribir y viajar, así que empecé a dosificar experiencias y a recopilar información de lugares más al alcance que Roma, Boston o el Polo Norte.
Me fui interesando por curiosidades desconocidas de destinos cercanos como Benidorm, Dénia o Villajoyosa. Y aproveché la condición de jubilados llenos de júbilo de mis padres para redescubrir mi añorada y bella Madrid. También, gracias a Carlos, mi compañero de vida y enamorado de la historia, pude tener un montón de material sin necesidad de leer guía alguna gracias a escapadas a lugares mágicos como Segóbriga o Tarragona.
Al tiempo fue pasando gente por el blog. Unos dejaron comentarios y otros una motivación por la que siempre les estaré agradecida aunque nunca nos lleguemos a ver. Fue así, poco a poco, como de una mala noticia surgió este cuaderno lleno de puentes, cuentos y «escapes«. Junto a él, además, me empecé a interesar por el insaciable mundo de las redes sociales que, ahora -cosas de la vida- también me da de comer quitándome tiempo para escribir aquí.
Por lo demás, decir que aún no he conseguido el segundo motivo por el que elegí los viajes como temática del blog. Pero eso es otra historia. Tiempo habrá otro año para contarla… quizá para entonces la haya conseguido…
PD: De parte de mi ego, gracias por las más de 150.000 visitas que ha registrado el blog
Enhorabuena viajera, me encanta leerte porque infundes alegría y ganas de visitar los lugares que relatas. Ya estoy deseando que vengas a Madrid para seguir descubriéndola. No dejes nunca de escribir, es un don que tienes, y tienes que aprovecharlo. Un brindis por los buenos momentos !!!
Bien,bien y muy bien escrito, sigue así que nos encanta leerte
¡Feliz blogaversario! Que cumplas muchos más. 🙂
!Un abrazo!